Por Teresa Pacheco Osa. Fotografías: Luis G. Torrens
Atardecer desde el Balneario Fuentes del Trampal
Sin duda, la prueba a la que nos ha sometido la pandemia ha cambiado para muchos la forma de ver el mundo, de vivir en general y de viajar en particular. Estamos abordando nuevos tiempos y el turismo de cercanía adquiere cada día más interés. Viajar a una región como la extremeña donde la naturaleza tiene un gran protagonismo, sus modernas e históricas ciudades son abarcables, sus pueblos pequeños y llenos de encanto y cuya oferta complementaria ofrece un amplio y sugerente abanico de posibilidades, constituye una experiencia que se alinea perfectamente con las últimas corrientes de un turismo más saludable y sustentable que huye de lo convencional. Si a esto sumamos sus seis balnearios de excelentes aguas mineromedicinales, algunas de ellas utilizadas desde tiempos romanos, visitar Extremadura se convierte en una tentación ineludible para los viajeros de los años veinte, de este siglo XXI.
Seguiremos la mítica Vía de la Plata, uno de los recorridos históricos más antiguos de la península ibérica y de enorme importancia en Extremadura como itinerario turístico, cultural, monumental y gastronómico ya que atraviesa su geografía de norte a sur. Los romanos ya diseñaron, piedra a piedra, el trazado de la Vía de la Plata que desde entonces no ha dejado de ser utilizada. En la actualidad parte de la ruta coincide con la N-630, la antigua carretera nacional, y su actual alternativa, la autovía A-66, que une Extremadura con las vecinas Comunidades de Castilla-León y Andalucía, mientras otra queda reservada a los peregrinos que hacen de la contemplación reposada el motivo de su viaje. La existencia de esta importantísima línea de comunicación fue de alguna manera responsable del descubrimiento y utilización de los manantiales de aguas minerales y termales que se encuentran a su paso.
Baños de Montemayor, más de 2.000 años de historia
Al norte de la provincia de Cáceres, inmersa en el entorno privilegiado del Valle del Ambroz y arropada por castaños y robles, se inicia la ruta extremeña de la Vía Plata, en la localidad de Baños de Montemayor, un pueblo tranquilo y amable acostumbrado a recibir al viajero que gusta del termalismo y del turismo de naturaleza, que ha sido declarado recientemente Villa Termal de Extremadura. La hospitalidad es en Baños una de sus principales señas de identidad, no en vano su tradición termal se remonta a los romanos que ya anduvieron por su territorio gracias a su privilegiada situación y a la abundancia de sus aguas minerales y termales. Unas aguas que brotan en numerosos puntos de la localidad, siendo los manantiales Columna y Arqueta los que alimentan las instalaciones balnearias, a una temperatura de 43 ºC y una composición que las define como sulfuradas, sódicas y oligometálicas.
Piscina del balneario Termas Romanas, construida junto a los restos del balneario romano primigenio
Los romanos, con su buen manejo de la piedra, construyeron la calzada que pasaba por el centro del lugar y que hasta hace menos de dos siglos era el único camino viable para atravesar el Sistema Central. De dicha calzada aún se conservan dos grandes tramos situados al norte y sur de la localidad
Superada la Edad Media en que la Vía de la Plata perdió importancia económica y con ella las poblaciones del entorno, en el siglo XVIII el Balneario de Baños de Montemayor vuelve a cobrar importancia y tras algunas ampliaciones y mejoras procedentes de distintas iniciativas, sus aguas pasan en 1933 a ser propiedad de los vecinos del pueblo creándose la Junta Protectora del Establecimiento que abordará sucesivas reformas. En los años 20 del pasado siglo la construcción del Gran Hotel marcó el comienzo de una nueva historia en Baños de Montemayor. El establecimiento no tardó en alcanzar gran fama y se constituyó como un auténtico reclamo para lo más granado de la sociedad política y cultural de la época, especialmente durante la Segunda República.
En la actualidad el Gran Hotel está dirigido por la tercera generación de la misma familia y en las dependencias comunes se mantiene intacto el sabor de la época. El Baños actual cuenta con dos modélicos centros termales. Uno moderno y funcional, construido en 1995, y excelentemente equipado para abordar todo tipo de tratamientos terapéuticos bajo la correspondiente prescripción médica y otro, más orientado al relax, ubicado en lo que fuera el antiguo balneario que recrea el ambiente de las antiguas termas. En el mismo recinto, en una zona habilitada como museo, se pueden contemplar valiosos restos arqueológicos procedentes de diferentes excavaciones. Esta dualidad de su oferta les permite compaginar perfectamente clientes particulares con los procedentes de los programas sociales.
Balneario de Baños de Montemayor
En la actualidad Baños de Montemayor es una Villa Termal en toda regla donde una buena parte de su economía gira en torno a la actividad balnearia, con una población de alrededor de 800 habitantes y más de 1.200 camas repartidas en una veintena de variados establecimientos hoteleros, múltiples restaurantes con buena cocina local, cafeterías y tiendas de artesanía. En el Edificio Polivalente Bulevar de Baños se encuentra el centro de interpretación del patrimonio histórico de la localidad y la historia de su balneario.
La pertenencia de los balnearios de Baños de Montemayor a los habitantes de la localidad es una fórmula curiosa y única en España. Basta con llevar seis meses censado en el municipio para empezar a pertenecer a Probaños (Asociación de Propietarios del Balneario de Baños), entidad gestionada por la Junta Rectora elegida por los vecinos cada cuatro años. (balneariomontemayor.com)
A poco más de cinco kilómetros de Baños de Montemayor, los propietarios del Gran Hotel de Baños abordaron en 2006 la apertura del Balneario El Salugral recuperando así unos manantiales conocidos y explotados desde finales del siglo XIX. Declaradas de Utilidad Pública en 1889, las aguas de El Salugral son frías (17 ºC), muy mineralizadas, están clasificadas como bicarbonatadas, litínicas, fluoradas y sulfatadas sódicas y están especialmente indicadas para afecciones reumatológicas, respiratorias y dermatológicas que se aplican a través de programas terapéuticos. Su oferta paralela de tratamientos orientados al relax y el bienestar les permite atender tanto a los clientes particulares como a los provenientes de los programas de termalismo social.
Situado en el término municipal de Hervás, en una hermosa finca de 75.000 m2, el proyecto empezó a funcionar tras llevarse a cabo la rehabilitación de la antigua hospedería, ahora reconvertida en hotel de cuatro estrellas, y la construcción del nuevo y moderno centro termal, situado a prudente distancia y en una elevación que permite la contemplación de las hermosas vistas de su entorno desde sus interiores. Grandes espacios y mucha luz fueron las principales apuestas arquitectónicas que se llevaron a cabo en su construcción.
Piscina activa del Balneario de El Salugral
La piscina dinámica, que se prolonga hacia el exterior en época estival, y el circuito de contrastes son los grandes protagonistas del balneario. En el área de cabinas se imparten tratamientos de hidroterapia, masajes manuales y programas de belleza faciales y corporales.
Las dependencias del antiguo balneario, también rehabilitadas, y la antigua capilla de El Salugral, que ahora hace las veces de sala de conferencias, forman parte del complejo. Completan la oferta sus dos opciones gastronómicas, el restaurante del hotel y el espacio exterior denominado El Cenador del Ambroz, muy agradable para aperitivos y comidas ligeras.
Hotel Balneario Valle del Jerte, entre cerezos
También en 2006 se inauguró el Balneario Valle del Jerte, situado en el corazón del valle del que toma nombre, concretamente en el término municipal de Valdastillas, en una magnífica finca rodeada de naturaleza y zonas ajardinadas, a unos 20 kilómetros de la ciudad de Plasencia.
En el terreno donde se ubica el complejo fluye un manantial, utilizado tradicionalmente por sus cualidades salutíferas, de aguas hipotermales y débil mineralización que están catalogadas como sulfuradas, bicarbonatadas y fluoradas.
Balneario Valle del Jerte, edificio del hotel y el balneario, rodeado de amplios jardines
Su hotel moderno y funcional cuenta con 77 habitaciones con vistas a la naturaleza y a los bellos jardines que lo rodean. Está directamente comunicado con el balneario y ocupa dependencias anejas en las que se distribuyen los diferentes espacios de hidroterapia alimentados tanto con agua mineromedicinal como con agua corriente, y que están distribuidos en tres circuitos de 90 minutos denominados sendas. La Senda Básica consta de un recorrido por la piscina activa y sus diferentes puestos de hidromasaje, burbujas y cascadas, además de duchas aromáticas, fuente de hielo, sauna seca y baño de vapor. La de Aromas, que añade un peeling auto aplicable, y la Termal, que incluye una ducha circular con agua mineromedicinal.
Las aguas mineromedicinales se aplican bajo supervisión médica y están indicadas para aliviar problemas del aparato locomotor, afecciones dermatológicas, trastornos respiratorios y estados de agotamiento físico e intelectual. Se aplican en una piscina climatizada de agua termal con camas de burbujas y asientos con chorros subacuáticos a distintas alturas, vaporarium, duchas circulares, sala de respiratorio, estufas de pies y manos y en las cabinas para baños individuales.
En su menú de tratamientos se ofrecen programas de estética y belleza que tienen como distintivo el producto estrella del Valle de Jerte, las cerezas que se administran de diferentes formas a través de los programas: Ritual de Cerezas y Cerezaterapia. Numerosos tipos de masaje y envolturas, tratamientos faciales y corporales (anti-estrías, circulatorio, reafirmante de senos, postparto), experiencias en pareja y una serie de rituales temáticos (Orquídeas y piedras semipreciosas, Café Blue Mountain, Perlas de oro) que se comercializan en programas de larga duración y de uno o dos días.
La extensión de la finca ofrece la posibilidad de organizar todo tipo de eventos y disponen de grandes espacios exteriores e interiores debidamente habilitados y lo suficientemente alejados del centro termal y de las instalaciones hoteleras para no perturbar la tranquilidad de los usuarios. (balneariovalledeljerte.com)
Un camino jalonado de espléndidas encinas y alcornoques centenarios conduce hasta este balneario situado en plena Vía de la Plata, a medio camino entre Mérida y Cáceres, en el término municipal de Carmonita.
A pesar de lo recóndito del lugar, el conocimiento de las aguas del Trampal es muy antiguo y viene a confirmar la pericia de nuestros antepasados para descubrir las aguas especiales. Son varias las citas que desde el siglo XIX hablan de sus propiedades medicinales que serían avaladas en 1904 gracias al doctor Galán y a las analíticas que confirmaban sus cualidades para aliviar anemias, afecciones cutáneas y reumatismos gracias a su composición oligométalica y ferruginosa.
En 1953 Vicente Elena Sánchez compró la finca con los pozos de agua y llevó a cabo obras de conservación y la construcción de algunos edificios para poder atender al número creciente de bañistas. Por aquel entonces los médicos de las poblaciones vecinas daban asistencia terapéutica y prescribían los tratamientos.
En la actualidad es la segunda generación de la familia la que rige los destinos del balneario y los que han convertido el establecimiento en lo que es hoy en día, abordando en la década de los 90 las diferentes modificaciones y mejoras que dotaron a Fuentes del Trampal de alojamiento, restaurante, zonas ajardinas y aparcamiento.
Este 2021 han abierto con una renovación de habitaciones y espacios comunes que proporciona, dentro de la sencillez, un ambiente muy agradable, en línea con la tranquilidad que se respira en un entorno que se prolonga por un hermoso bosque mediterráneo y un horizonte de bellas puestas de sol.
El centro termal cuenta con distintas cabinas de tratamientos, piscina dinámica y un circuito de contrastes (jacuzzi, baño turco, ducha bitérmica, gruta de nebulización y sauna) donde queda patente la potencia férrea del agua del Trampal que imprime sus tonos rojizos por donde toca.
Piscina activa del Balneario Fuentes del Trampal
Siguiendo la Vía de la Plata hacia el sur, a escasos veinte kilómetros de Mérida, se encuentra el municipio de Alange, que al igual que Baños de Montemayor ha sido declarado como Villa Termal de Extremadura, cuyo caserío se desliza en pendiente hasta el borde del pantano del mismo nombre formado por las aguas represadas del río Matachel antes de desembocar en el Guadiana. En su conjunto destaca el espléndido edificio del Hotel Aqualange que preside la entrada al centro termal.
Declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO, el Balneario de Alange constituye un lugar único donde es posible disfrutar de sus termas romanas y de ese encantador ambiente decimonónico de la época gloriosa de los balnearios sin caer en anacronismos impropios del siglo XXI.
Sin duda, la cercanía de la Vía de la Plata y de Emérita Augusta (Mérida) jugó a favor del descubrimiento y utilización del manantial de Alange como lo demuestran los interesantes restos que se conservan del primitivo balneario romano. Sobre el conocimiento de las propiedades curativas de sus aguas da fe el ara de mármol de los siglos III-IV dedicada a la diosa Juno, que se exhibe en uno de sus patios, en la que una familia patricia agradece la curación de su hija Varinia Serena. Fue a partir de entonces y por obra y gracia de un manantial, cuando comenzó a fraguarse la historia de este pueblo.
Piscina exterior del Balneario de Alange
A finales del siglo XVIII, con la Desamortización salió a subasta pública y fue adquirido por Abdón Berbén, médico titular de Alange, que lo amplió y construyó una treintena de baños individuales, con bañeras de mármol italiano talladas a mano, amplió y mejoró las piscinas, construyó los patios, recuperó la terma de mujeres y compró los terrenos colindantes para dotar de un parque a las instalaciones. Comenzó entonces una época dorada en que los conciertos de piano y los bailes de salón amenizaban las veladas; por el día, elegantes coches de caballos paseaban a los agüistas por el pueblo y los alrededores. De nuevo la Guerra Civil sumió el lugar en la decadencia pero la fama terapéutica de sus aguas impidió el cierre definitivo, lo que le permitió llegar, no sin dificultades, hasta los años 80 cuándo el Programa de Termalismo Social del Imserso y la progresiva tendencia a las terapias naturales y complementarias propiciaron el despegue de muchos balnearios, incluido el de Alange.
Avatares históricos aparte, el balneario ha seguido perteneciendo a la misma familia y en la actualidad es la quinta generación de descendientes de don Abdón la que lo dirige con muy buen criterio. Desde el año 1989, en que se construyó el hotel Varinia Serena, sencillo pero confortable, el balneario se embarcó en una serie de mejoras y ampliaciones que no han cesado. Con el siglo XXI, Alange inició un renovado camino para ponerse a la altura de los tiempos y abrió el ya citado Hotel Aqualange, un excelente establecimiento de cuatro estrellas muy bien ambientado que ha convertido al balneario en uno de los mejores del país.
De esta manera, las milenarias aguas de Alange, radiactivas y oligometálicas, que brotan a una temperatura constante de 28 ºC, continúan aliviando afecciones de los sistemas nervioso y respiratorio, problemas circulatorios y reumatismos en general, a través de sus Tratamientos Clínicos; mientras que sus Tratamientos de Ocio permiten un disfrute encaminado a fortalecer la energía y conseguir bienestar y relax.
(balneariodealange.com)
A pocos kilómetros de la Vía de la Plata a su paso por la provincia de Badajoz, en el término municipal de Puebla de Sancho Pérez, se encuentra el balneario El Raposo, el más meridional de Extremadura.
Su historia comienza en la segunda mitad del siglo XIX, precedida de una leyenda en la que interviene un animal enfermo que tuvo la suerte de caer en una de las charcas de lodo que había en la zona. Su rápida curación alertó a las gentes de los alrededores que pronto comenzaron a frecuentar el lugar; primero para curar a sus animales enfermos y después para cubrirse ellos mismos de lodo y aliviar sus dolencias. Poco a poco se fue fraguando la fama del lugar, en principio llamado de La Cochinita –debido a la especie del animal descubridor– y de boca en boca corrían los rumores sobre los efectos casi milagrosos de aquellos limos mezclados con el agua que surgía, aquí y allá, formando charcas. Andando el tiempo cambió de nombre y pasó a llamarse El Raposo, en homenaje a la gran cantidad de zorros que había por el entorno.
Piscina activa del Balneario El Raposo
Pronto surgieron unas rudimentarias construcciones donde los primeros usuarios tomaban los baños hasta principios del siglo XX, cuando Fernanda Durán puso todo su empeño en adecentar y regular aquellas humildes instalaciones. Su hijo, Diego Hidalgo Durán, que fuera ministro durante la República, activó enormemente el proyecto materno e hizo llegar el ferrocarril cerca del establecimiento, lo que aumentó la afluencia de gentes de toda Extremadura y más aún de Andalucía.
En 1926 las aguas de El Raposo fueron declaradas de Utilidad Pública y en 1943 la familia Cortés entra en escena. Primero fue el abuelo, Carlos Cortés Fideli, que en copropiedad con la familia Hidalgo lo dirigió durante unos años, seguido por su hijo Antonio, que contribuyó en gran medida a la modernización de las instalaciones. Pero serán los cuatro hijos de este, ya propietarios del negocio al cien por cien, los verdaderos impulsores de las ampliaciones y reformas que han convertido El Raposo en el establecimiento moderno y confortable que es en la actualidad.
Las aguas de El Raposo son bicarbonatadas, cálcicas, magnésicas y radiactivas, brotan a una temperatura constante de 17 oC y son eficaces en reumatismos en general, afecciones dermatológicas, problemas de los sistemas respiratorio y nervioso y del aparato digestivo, además es uno de los pocos balnearios españoles que cuentan con lodos naturales. Fieles a la tradición que tenían desde siempre, en 2010 abordaron un proyecto de I+D junto a la Universidad de Vigo, para la mejora tecnológica de sus peloides. Compuestos de arcilla, sílice y microalgas, se preparan a partir de arcillas de yacimientos del propio balneario y se maceran en tanques o piscinas cubiertos de agua mineromedicinal. Son expuestos a las radiaciones solares de cinco a ocho meses durante los cuales se producen los procesos de fermentación, oxidación y reducción, por los que adquieren sus propiedades terapéuticas. Sometidos a una temperatura controlada se aplican por pincelación o inmersión y siempre que es posible se dejan secar al sol.
Los hermanos Cortes, en su empeño de mejora y diversificación del negocio, han abordado numerosas e interesantes iniciativas como la construcción de una fábrica para el procesado de plantas aromáticas y medicinales (YERBAL) y un parque de aventuras en árboles. Su compromiso con el medio ambiente se traduce, entre otras acciones, en los espacios de energía solar que poco a poco van ampliando. (balneario.net)
Turismo de Extremadura propone en su web 15 planes para recorrer la Comunidad a través de experiencias gastronómicas, rutas de senderismo, destinos UNESCO de naturaleza y patrimonio, ciudades monumentales, museos, observación de aves, tesoros ocultos...
Especial importancia se concede al tema gastronómico: Gastroexperiencias, en colaboración con cerca de 500 empresas con propuestas gastronómicas en restaurantes, catas, visitas, etc; Rutas gastronómicas, con cuatro itinerarios que siguen los procesos de elaboración de otros tantos alimentos fundamentales de su gastronomía: queso, aceite, el ibérico “Dehesa de Extremadura” y el vino; Templos gastronómicos, con una selección de establecimientos reconocidos en las más prestigiosas guías gastronómicas.
Igualmente son abundantes las propuestas de naturaleza, con epígrafes como Corredor Ambiental de la UNESCO, con 4 Reservas de la Biosfera y más de 50 áreas naturales protegidas; Paseos por los bosques, entre encinas, robles, castaños...; Vías Verdes, para caminar, andar en bicicleta o pasear a caballo a través de los recorridos sobre los que transcurrían las antiguas vías de tren; o el avistamiento de grullas, que procedentes del norte de Europa han hecho de Extremadura su principal lugar de invernada en la Península Ibérica.
Tampoco la oferta cultural tiene desperdicio. Patrimonio de la Unesco y ciudades monumentales, con decenas de ciudades y pueblos con un legado histórico singular; Tesoros ocultos, con monumentos poco conocidos de varias épocas históricas, como yacimientos arqueológicos, teatros romanos o iglesias; las Rutas culturales, que contemplan la de los Monarcas, las Juderías, las Fortalezas, los Descubridores, los Platós de cine o la de la Plata; la de los Museos, entre los que cabe destacar el de Arte Romano de Mérida.
Festivales y Fiestas, que se celebran en numerosas localidades extremeñas; los Caminos a Guadalupe, con su monasterio Patrimonio Mundial desde 1993; los Paisajes de estrellas, con varios territorios certificados como destinos starlight; o las Rutas a motor por carreteras paisajísticas de gran belleza.
Más información: turismoextremadura.com