Texto: Jorge Mangorrinha / Fotografías: Tribuna Termal
Los balnearios se han convertido, a través de los tiempos, en atractivos destinos
desde el punto de vista medioambiental y paisajístico, sistemas donde se establecen interrelaciones entre el espacio y los diferentes servicios destinados al culto del agua bajo el objetivo de propiciar una estancia grata, con actividades diversificadas y rituales de curación y relajación.
Lago termal en la Isla de São Miguel, en Açores
Quiero desde aquí invitar al lector a un viaje a Portugal, de norte a sur y por sus islas, a través de los balnearios portugueses en activo –o cuyo interesante patrimonio debería ser rehabilitado–, en estrecho diálogo con sus regiones turísticas, en un país con la más amplia tipología de aguas minerales naturales del mundo, a pesar de su pequeña extensión territorial.
Al norte, la riqueza termal de la región de Minho, Alto Támega y Barroso es incuestionable, la existencia de un conjunto de grandes complejos de reconocida eficacia terapéutica aúnan historia y modernidad, como Melgaço, Monção, Gerês, Caldelas, Eirogo, Taipas, Vizela, Carvalhelhos, Chaves, Vidago y Pedras Salgadas. La apertura de la "Autovía de las Rías Baixas" mejoró considerablemente la movilidad en el área regional transnacional del Miño, Alto Támega y Galicia.
También en términos de innovación este sector puede ser importante para el desarrollo sostenible. En particular, las termas de Chaves, que son las únicas del Alto Támega donde las aguas brotan a 73º C, una energía geotérmica que ha alentado a las autoridades locales a desarrollar la pertinente investigación científica y a la creación de un centro experimental agrícola dentro de la Universidad de Trás os-Montes y Alto Douro.
ENTRE RÍOS Y VIÑEDOS
En una amplia zona junto al río Duero se encuentran las termas de S. Vicente, Entre-os-Rios, Aregos, Caldas de Moledo y Longroiva, en pleno paisaje de la región vinícola del Duero, declarada Patrimonio de la Humanidad en la categoría de paisaje cultural. Más al sur, en la región de Dão-Lafões, famosa también por sus viñedos, se hallan las termas de Carvalhal, S. Pedro do Sul, Alcafache, Sangemil y Caldas da Felgueira, cerca de la ciudad de Viseu.
Fachada principal del Inatel Palace, en São Pedro do Sul
Por esta región discurren también las aguas cristalinas del río Paiva, uno de los menos contaminados de Europa, enmarcadas por campos de cultivo y montañas, que han contribuido al desarrollo de ancestrales hábitos comunitarios. En la cuenca media del Vouga, entre la sierra de Caramulo y el macizo de Gralheira, la zona de Lafões está compuesta por una serie de valles graníticos que favorecen la circulación del agua y la existencia de numerosos manantiales, lo que colabora a configurar un paisaje cuajado de verdor. Continuando por la región del Mondego, el río Dão se integra en un paisaje mesetario, en cuyas fértiles tierras destaca el cultivo de la vid que da nombre al famoso vino de la denominación de origen Dão, que se prolonga por tierras de la Región Centro del país y la Sierra de la Estrela.
Puente romano de Aquae Flaviae sobre el río Támega, en Chaves
Junto a este macizo montañoso se ubican las localidades de Caldas de Manteigas y de Unhais da Serra; hacia la frontera con España, las termas de Cro, y más al norte las de Fonte Santa, en Almeida. Sobre la misma frontera, ya en el distrito de Castelo Branco, están las Termas de Monfortinho.
Piscinas exteriores de Termas de Monfortinho
Toda esta región se caracteriza por un clima con influencias mediterráneas y atlánticas y su Meseta Central, catalogada Reserva Biogenética por el Consejo de Europa, está coronada por el punto más alto del Portugal continental, donde los manantiales conviven con la nieve y los lagos de origen glacial. El Parque Natural de la Serra de la Estrela, el área protegida más grande del país, cuenta con los principales nacimientos fluviales de Portugal y con los importantes vestigios de antiguos glaciares. Como oferta complementaria la región cuenta con varias rutas organizadas como la de los antiguos barrios judíos, los pueblos históricos, los 20 castillos, los descubridores y en especial la ruta de la lana, asociada al enorme legado de arqueología industrial.
Jardines y fachada principal del Hotel Vidago Palace, en Termas de Vidago
BAJO LA INFLUENCIA ATLÁNTICA
Aún en el centro pero en una zona diametralmente opuesta, a lo largo de la costa, desde el área metropolitana de Oporto hasta Coimbra, los balnearios de Caldas da Saúde, Caldas de S. Jorge, Vale da Mó, Curia y Luso ofrecen buenas razones para una estancia de bienestar y una visita a las regiones de Oporto, Bairrada, Sierra de Buçaco o a las ciudades de Coimbra y Aveiro. En poco tiempo se puede pasar de la histórica ciudad de Oporto (Patrimonio Mundial) a la exuberancia de los “palheiros” –casas típicas listadas de blanco, azul, verde y rojo, que antiguamente usaban los pescadores para guardar sus redes, hoy convertidas en viviendas–, a los horizontes cortados por las pirámides de sal y las velas de los barcos “moliceiros” de la ría de Aveiro, a los bosques de pinos y a las tierras de cultivo, los viñedos y los campos de maíz. A la sombra de la tradición monástica se conserva una rica variedad de dulces para degustar junto a platos de pescado, en especial anguilas y calderetas, o carnes como el cochinillo asado, acompañados de vinos “bairradinos”.
Vista de las coloridas casitas (palheiros) del frente marítimo de la ciudad de Aveiro
Entre esta región y el área metropolitana de Lisboa, de fácil acceso y con unas excelentes ubicaciones próximas al mar, se encuentran las termas de Monte Real, Caldas da Rainha y Vimeiro, una zona rica en patrimonio histórico, con numerosos lugares reconocidos por la UNESCO (Batalha, Alcobaça y Tomar) y donde destaca el primer hospital termal del mundo situado en Caldas da Rainha.
Hay buenas condiciones para nuevas inversiones en la región, explotando por primera vez las aguas minerales de Quinta das Janelas (Obidos) o rehabilitando las Termas dos Cucos (Torres Vedras). Al sur, en la costa de Lisboa, el balneario de Estoril reabrió sus puertas tras una pausa de casi 50 años. Toda esta región tiene una importante oferta turística en campos de golf, lo que constituye un complemento perfecto para el descanso en las termas y contribuye a la desestacionalización de la zona. Es este un territorio de intensa luminosidad, donde la costa y el campo están interconectados, y con una importante herencia cultural común cimentada en la legendaria cultura de la viña y el fuerte apego a la tierra y al mar. En el territorio portugués de la Región de Lisboa es posible disfrutar, además de sus termas, de restos arqueológicos, iglesias y monasterios medievales, fortalezas del siglo XVI, casas solariegas de los siglos XVII y XVIII, un rico patrimonio de cerámica urbana, también de arquitectura contemporánea y por supuesto del encanto de las "siete colinas" donde se asienta la capital portuguesa, que bordeada por el río Tajo es también denominada la “ciudad de la luz” donde no hay que dejar de disfrutar del sentido sonido del fado, Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.
Los típicos ravelos del Douro, en Oporto
DEL ALENTEJO AL ALGARVE
En la ruta del sur, el territorio norte de Alentejo acoge un conjunto de pequeñas estaciones termales, como Ladeira de Envendos, Fadagosa de Nisa, Fadagosa do Crato y Cabeço de Vide, que pueden ser el motivo de una visita a una de las regiones más características de Portugal, Alentejo, tierra de transición donde coexisten armoniosamente relieves interiores con espacios abiertos suavemente ondulados de cultivos agrícolas extensivos, salpicados por zonas urbanas de tradicionales casas blancas y las históricas ciudades de Évora y Elvas, ambas Patrimonio Mundial, o Portalegre y Beja. En esta región el turismo de naturaleza ofrece numerosos senderos en el Parque Natural de la Sierra de S. Mamede, rutas megalíticas y arqueológicas, así como interesantes recorridos por los diferentes embalses y playas fluviales. La gastronomía, como patrimonio cultural de la nación, tiene en el Alentejo una expresión rica y de temporada, con una amplia gama de platos que incluye sopas, carnes, pescados y dulces, dentro de los cánones de la dieta mediterránea. Por su parte, el tradicional cante alentejano, también Patrimonio de la Humanidad desde 2014, forma parte fundamental en la vida del Alentejo.
Paseo y fachada principal de Termas de São Jorge, en Santa María da Feira
En el Algarve, las únicas termas, Caldas de Monchique, en medio de las montañas, constituyen un excelente destino para los que buscan diversificar sus descubrimientos en una región más conocida por sus playas y su excelente clima durante todo el año. Después de décadas de crecimiento urbano en el litoral, el Algarve apuesta por un modelo de desarrollo turístico sostenible, poniendo en valor otros recursos complementarios como es la zona de la sierra que contribuye a fortalecer su competitividad como destino turístico. Una gran parte de las instalaciones de spa y centros wellness de Portugal se concentran en la región del Algarve, en complejos turísticos de renombre internacional.
Açores y Madeira,
suspendidas en el océano
En pleno Atlántico, el archipiélago de las Açores es rico en aguas minerales. Además de las fuentes de Ferrería (San Miguel), Carapacho (Graciosa) y Varadouro (Faial), las Termas das Furnas, en la isla de São Miguel, proporcionan programas termales y actividades de ocio, como la caza y la pesca, paseos a caballo y en barco, senderismo, tenis, golf y un impresionante jardín botánico. Se trata de una región muy valorada por su riqueza termal, una de las mayores de Europa.
A destacar su notable gastronomía local que se nutre de excelentes pescados y mariscos y un plato tan curioso como emblemático el "cocido nas caldeiras”, una especialidad a base de carne y verduras cocidas lentamente al calor de la tierra, en ollas enterradas en agujeros horadados en la caldera volcánica. En las Açores, las condiciones climáticas favorables, los importantes recursos geotérmicos y el hermoso paisaje, son factores que conforman un gran potencial, reforzado por los nuevos inversiones en termalismo y centros wellness que hacen prever el desarrollo de una variada y sofisticada oferta, con servicios de calidad y una formación óptima de recursos humanos.
Isla de São Miguel, en Açores
Por último, el archipiélago de Madeira tiene una excelente oferta de hoteles con centros wellness en las islas de Madeira y Porto Santo, ofertando numerosas actividades deportivas y del cuidado del cuerpo, tratamientos de belleza y estética, programas de relajación y dieta sana y equilibrada, todo ello enmarcado en un entorno de variada y exuberante vegetación que combina características tropicales y mediterráneas. El archipiélago forma parte de región biogeográfica de la Macaronesia y cuenta con un patrimonio natural de enorme importancia científica, especialmente el bosque de laurisilva, reconocido como Patrimonio de la Humanidad.
El desarrollo del turismo de bienestar en la isla de Madeira se encuentra en una fase avanzada y hay infraestructuras de calidad que proporcionan servicios al nivel de los más altos estándares internacionales, potenciado por una amplia red de centros volcados en la innovación del producto y en la creación de nuevas experiencias. La estrategia de crecimiento está orientada a convertir Madeira en un “destino wellness” a base de sofisticar la oferta, la mejora continua de la calidad, la formación de recursos humanos especializados y una fuerte actividad promocional destinada a posicionar la isla entre los destinos más reconocidos internacionalmente.