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Baños del Inca, en un país de leyenda

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Viajar a Perú es trasladarse a una dimensión diferente de cultura viva y misticismo, donde la historia y la leyenda no son excluyentes sino complementarias. Perú es, entre otras muchas cosas, un país de leyenda donde sus puntos de referencia más conocidos destilan connotaciones llenas de misterioso atractivo, como la ciudad perdida de Machu Picchu, la ciudad sobre las nubes de Kuélap, la tumba del señor de Sipán, la ciudad de barro de Chan Chan, el valle de las pirámides de Túcume o las misteriosas Líneas de Nasca. Destinos más terrenales como el lago Titicaca, los parques nacionales del Manu y de Huascarán, los cañones de Colca y Cotahuasi, las ciudades de Cusco, Trujillo, Iquitos, Arequipa y Ayacucho, largas playas de arena fina y legendarios caminos trazados por los incas, constituyen un extraordinario abanico de sugerentes opciones.

 

Como no podía ser de otra manera nuestra prioridad en este primer viaje a Perú fue visitar los Baños del Inca, en el departamento de Cajamarca, un espacio singular casi mítico donde afloran abundantes aguas termales a una temperatura de más de 70º C.


Fue el pasado mes de septiembre, con motivo de la Feria Internacional de Turismo Termal TERMATALIA, que en su edición de 2012 se llevó a cabo en Lima, más concretamente en El Callao, cuando tuvimos ocasión de viajar hasta el norte del país y hacer un recorrido por la ciudad de Cajamarca y su entorno, teniendo como objetivo principal los Baños del Inca.

 

Cajamarca, la Villa Termal de los Incas

Cajamarca Villa Termal


Situada a 2.720 m de altitud y rodeada de hermosos paisajes, Cajamarca, considerada Patrimonio Histórico y Cultural de las Américas, es la ciudad más importante de la sierra norte del Perú y uno de los principales focos geográficos del país donde se originó la cultura pre-inca, aquí denominada cultura Caxamarca. Más tarde, tras ser conquistada por los Incas, se convirtió en un importante centro administrativo y gracias al atractivo que ejercían sus manantiales hipertermales se convirtieron también en lugar de higiene y reposo de sus sucesivos soberanos.


Pachacútec, el primer inca del cual hay referencias históricas y que fue el principal artífice de la expansión del Imperio Inca y su consolidación, ya conocía este enclave que también disfrutarían sus hijos Túpac Yupandi, que siguió la obra de su padre y fue el fundador de la ciudad de Quito y su nieto Huayna Cápac, que tuvo mas de doscientos hijos de sangre, a uno de los cuales, Atahualpa, le dejó el reino de Quito y a otro, Huáscar, el de Cuzco. Pero la ambición de Atahualpa por ampliar sus dominios embarcó al Imperio en una sangrienta guerra civil que finalizó a favor de Atahualpa, el cual se deshizo de su hermano casi a la vez que él mismo fue apresado y ejecutado por los conquistadores españoles liderados por Pizarro, en 1532, finalizando así el Imperio incaico. Tanto el desarrollo como el desenlace de esta historia, bien aderezada con dosis de leyenda, tuvo como escenario la ciudad de Cajamarca en cuya espléndida plaza, delimitada por hermosos edificios coloniales, se libró una batalla desigual entre conquistadores y conquistados y que nos cuenta con todo detalle nuestro guía local Ander González Llanos, una persona encantadora y bien documentada que a nuestra pregunta sobre el concepto que conserva el peruano de la España conquistadora apunta que el peruano, en general, no guarda resquemor contra los españoles ya que el Perú actual, del que se sienten muy orgullosos, es producto de su historia.


Ineludible la visita al Cuarto del Rescate, “escenario del encuentro de dos mundos”, donde el 16 de noviembre de 1532 se decidió el futuro de Perú. Fue este cubículo el que Atahualpa ofreció llenar de oro y plata hasta donde su brazo alzado marcara a cambio de obtener la libertad, ofrecimiento que resultó infructuoso ya que tras nueve meses de cautiverio fue ejecutado en la Plaza de Armas de Cajamarca, la misma que hoy es considerada como la cuna del mestizaje indígena y español.

 

Baños de Inca, manantiales de leyenda


Considerados los baños termales más importantes del país, están situados a poco más de seis kilómetros del centro de Cajamarca. Pultumarca o Baños del Inca cuenta con un enorme caudal de aguas hipertermales que brotan entre 70º y 75º C, en la fuente de El Tragadero y en unas especie de piscinas, denominadas perolitos, que se extienden humeantes, casi hirvientes. Sus aguas cloruradas sódicas, carbonatadas cálcicas y sulfatadas están indicadas para las afecciones reumatológicas, de la piel y del sistema nervioso, algo que saben muy bien sus asiduos, que han ido recogiendo el testigo de sus bondades generación tras generación.
El agua termal en este recóndito rincón peruano cumple una doble misión, higienista y terapéutica, para los habitantes diseminados por las áreas más cercanas de la cordillera andina que acuden con el núcleo familiar a los baños en un auténtico periplo lúdico festivo. Desde tierras más lejanas, los Baños del Inca reciben cada vez más clientes –alrededor de cuatro mil diarios– que buscan las propiedades salutíferas de estas antiguas aguas que ya utilizara Atahualpa en el Pozo del Inca, que estuvo abierto al público hasta 1989, en donde se bañaba con sus concubinas, y donde descansó poco antes del enfrentamiento con Pizarro.
En torno a los perolitos, donde crece abundante el choclo de oro, flor típica de la zona, y vuela libre el colibrí, se ha desarrollado todo un complejo termal que cuenta con pozas individuales y colectivas, servicios de duchas y una sección denominada imperial, con 19 pozas; además de piscinas y sauna, servicios de hospedaje, bungalows y un albergue turístico; restaurantes, cafeterías y tiendas de todo tipo completan la oferta de la Villa Termal.


Baños del Inca constituye uno de los pocos recursos termales que se utilizan en Perú a pesar de que el país tiene una enorme riqueza en manantiales, producto del fenómeno geológico de carácter volcánico causado por el desplazamiento de la Placa de Nasca debajo de la Placa sudamericana iniciado en el Mesozoico y que aún continua.

 

Hotel & Spa Laguna Seca, aguas termales en estado puro

Hotel Spa Laguna Seca


Una de las mejores opciones para visitar los Baños del Inca, la ciudad de Cajamarca y su entorno es alojarse en el Hotel Laguna Seca. A poco más de diez minutos del centro de la ciudad extiende sus instalaciones en un precioso entorno de praderas bien cuidadas y coloristas zonas ajardinadas interrumpidas por humeantes canales donde circulan aguas a alta temperatura, procedentes del mismo acuífero que alimenta los Baños del Inca y que están presentes en todo el recinto hotelero, contribuyendo con sus vapores a enriquecer el olor a naturaleza, a flores y a plantas aromáticas.


Las 41 habitaciones alineadas de cara a los jardines y las piscinas tienen todo el equipamiento necesario para una estancia confortable. Cada una de ellas cuenta con su correspondiente poza termal para usarla y disfrutarla en cualquier momento y en privado. Sus tres piscinas de agua termal ofrecen al bañista el agua en estado puro según sale de los manantiales; por las noches se vacían y de madrugada se llenan para conservar intactas sus propiedades y garantizar la higiene. La piscina central circular cuenta con un jacuzzi en el centro, la rectangular está especialmente orientada al baño nocturno y la infantil está adecuada para el uso y disfrute de los más pequeños.


Para aprovechar al máximo las propiedades del agua termal han habilitado un pequeño spa donde ofertan tratamientos terapéuticos y de belleza, en su mayoría realizados con productos naturales propios de la zona combinados con el agua.

 

Hotel Laguna Seca


Su restaurante El Fogón, con apetitosa cocina local, la cafetería El Toril para desayunos y meriendas, con buenas vistas sobre el entorno, el centro de convenciones equipado con tecnología moderna, un mini zoo en donde entre otros animales pueden contemplarse cuis de todos los tamaños, –una raza de cobaya que cocinada de diferentes formas es el plato nacional– hacen de este complejo un atractivo destino en si mismo y un excelente punto de partida para visitar toda la comarca cajamarquina.


En la finca del hotel crían también los famosos Caballos de Paso, una raza andina de gran docilidad y elegancia que son entrenados en el arte del paso y la danza y que han dejado en muy buen lugar el nombre del Hotel Laguna Seca pues han obtenido numerosos premios en muchos de los certámenes a que se han presentado. Además de disfrutar del precioso espectáculo que ofrecen los caballos debidamente dirigidos, el cliente de Laguna Seca puede pasear con ellos por los verdes prados de la finca.

 

Ventanillas de Otuzco y Cumbemayo, un tesoro arqueológico

Ventanillas de Otuzco

A siete kilómetros de Cajamarca y casi tres mil metros de altitud, se encuentran las Ventanillas de Otuzco, que constituyen junto con las de Combayo uno de los tesoros arqueológicos más interesantes de la cultura pre-inca. Se trata de un conjunto de hornacinas y galerías horadadas en la roca con fines funerarios datadas en el siglo I de nuestra era.
A una veintena de kilómetros de Cajamarca y a casi 3.500 metros de altitud, por lo que el lugareño recomienda ingerir mate de coca para combatir el soroche o mal de montaña, se encuentra el extraordinario Yacimiento Arqueológico de Cumbemayo, un complejo hidráulico y ceremonial que guarda auténticos tesoros del pasado como el Canal y Santuario de Cumbemayo, labrados en la roca por los antiguos caxamarcas, que dejaron plasmado para la posteridad el elevado conocimiento matemático e hidráulico de sus autores. Además de los petroglifos que jalonan el Canal y los estudiados detalles arquitectónicos, resulta sorprendente la precisión de los cortes y hendiduras realizados en la roca que discurren en suave pendiente e incluyen túneles para superar los desniveles y codos en zigzag para aminorar la velocidad de la corriente. Al inicio del recorrido se encuentra un gran bloque rocoso con forma de cono trucado, tradicionalmente conocido como “piedra de los sacrificios”.

 

Los Frailones


También la naturaleza ha sabido tallar sorprendentes estampas en este territorio remoto, agreste y duro, una de las más bellas es el “Bosque de las Rocas” donde la erosión de siglos ha cincelado caprichosas formas denominadas Los Frailones.

 


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