Por: Rosa Meijide Faílde. Catedrática de Hidrología Médica, Universidad de A Coruña, y Académica de la R.A. de Medicina de Galicia.
Además de su brillante y pionero papel en el campo de la genética médica, Jimena Fernández de la Vega y Lombán merece ser recordada por ser la primera mujer en obtener una plaza por oposición al Cuerpo de Médicos Directores de Baños en España y ejercer la hidrología médica durante 30 años en algunos de los balnearios más importantes del país.
a figura de Jimena Fernández de la Vega y Lombán (Vegadeo 1895-Santiago de Compostela 1984) ha sido rememorada recientemente por su brillante trayectoria profesional e importante papel en el inicio de la investigación en el campo de la genética aplicada a la medicina en España. En el libro homenaje, editado por el Consello de Cultura de Galicia y la Real Academia de Ciencias de Galicia, se ha dedicado un capítulo a evocar su olvidado papel como médica hidróloga que he tenido el placer de escribir. Para ello he recopilado la información publicada de esta faceta profesional a la que se dedicó desde la finalización de la guerra civil española cuando comenzó en el Balneario de Guitiriz, hasta su jubilación como directora Médica del Balneario de Lanjarón, el 30 de mayo de 1970.
Jimena y su formación médica y científica
Jimena Fernández de la Vega pertenece al incipiente e importante movimiento femenino que, en los albores del siglo XX, comenzó a romper barreras y abrir el camino hacia la igualdad educativa y profesional de las mujeres en España. Su padre, el médico Wenceslao Fernández de la Vega Pasarín, era natural de un pueblo cercano a Lugo y fue director médico del Balneario de Guitiriz desde el año 1904. En la ciudad de Lugo fue donde Jimena cursó el bachillerato obteniendo la calificación de sobresaliente, además de aprender alemán. En el año 1910 se promulgó el Real Decreto por el que se regulaba el acceso igualitario a la universidad para ambos sexos y, tres años después, Jimena junto con su hermana gemela Elisa se matricularon en la Facultad de Medicina. En el año 2019 se cumplieron cien años desde que las hermanas gemelas Jimena y Elisa Fernández de la Vega y Lombán se convirtieran en las dos primeras mujeres en licenciarse en Medicina en la Universidad de Santiago de Compostela.
La brillante carrera profesional de Jimena comienza en Madrid, ciudad a la que se traslada para realizar la tesis doctoral que defenderá tres años después. En 1925 y más tarde en 1933, becada por la Junta de Ampliación de Estudios e Investigaciones científicas (JAE), realizará estancias de investigación en Hamburgo, Viena y Génova con las primeras autoridades a nivel mundial en el campo de la genética, llevando a cabo una importante producción científica y es nombrada en 1933 Jefa de Sección de Genética y Constitución en la Cátedra de Patología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Madrid, bajo la dependencia de la Cátedra de Nóvoa Santos.
Componentes de la Cátedra de Patología de la Universidad de Madrid con Roberto Nóvoa Santos al frente, ocupando Jimena, ya doctora, un lugar destacado a su lado; en el grupo, las médicas internas Azarola y Menéndez, y en el laboratorio, las licenciadas Hernán y Pérez del Río. 1931.
En las primeras décadas del siglo XX se produjeron importantes avances en la biología, química y fisiología, además de la proliferación de nuevas especialidades dentro de la ciencia médica. Jimena tuvo una formación en un momento histórico privilegiado en que se llevó a cabo un importante cambio de paradigma y, tanto en la licenciatura como en el doctorado, estuvo rodeada de grandes intelectuales seguidores de los últimos avances de la investigación mundial y responsables de incorporar a la medicina española la moderna ciencia europea, “por hacer y enseñar una medicina rigurosamente instalada en el nivel de su tiempo y dignamente exportable a cualquier parte, algo que desde el siglo XVI no había acontecido en España, salvo raras excepciones” según las palabras del Dr. Laín Entralgo. Nombres como Cajal, Marañón, Jiménez Díaz, Pittaluga, Teófilo Hernando, Pi Suñer, Lafora, Río Hortega, Nóvoa Santos forjaron la denominada Edad de Plata de nuestra cultura y dieron vida al periodo más floreciente en la historia de la universidad española, aún no superado.
Gregorio Marañón, uno de los más importantes médicos e intelectuales españoles, editó y prologó en el año 1935 uno de los libros de Jimena, “La herencia fisiopatológica de la especie humana” dedicándole las siguientes palabras: “Fina discípula de Pittaluga, de quien recibió la exactitud y la perspicacia que son marchamo de su escuela; y del inolvidable Nóvoa Santos, que supo ver, desde el suyo Santiago escondido, los panoramas más vastos de la ciencia universal.”; previamente en otra ocasión escribió de ella: “Es gallega, y esto quiere decir que es aguda, inteligente, y poco dada a dejarse llevar por arrebatos imaginativos. Cualidades excepcionales para el estudio de la ciencia”.
La excelente formación médica de Jimena será puesta también de manifiesto por el endocrinólogo italiano Nicola Pende en el informe que certifica la estancia de Jimena en el Istituto di Clinica Medica de Génova durante los años 1933-34 llevando a cabo trabajos de investigación en el campo de la endocrinología y constitución, donde Jimena demostró tener «una perfecta preparación para la investigación científica y grande cultura clínica», en palabras de N. Pende.
Jimena en Guitiriz en el año 1953 y vista aérea do Balneario de Guitiriz en los años 50.
Etapa de médica directora de balnearios
Después de los duros acontecimientos familiares y profesionales que sufrió Jimena en el año 1934, con los fallecimientos repentinos y prematuros de su hermana gemela Elisa y de su maestro Roberto Nóvoa Santos, así como los trágicos sucesos acontecidos a causa de la Guerra Civil (1936-1939), trasladó su residencia a Santiago de Compostela. En el año 1942 dirige el balneario de Catoira (Pontevedra) iniciando así su trayectoria profesional cómo Médica Directora de Balnearios. Esta actividad profesional la compaginará poco después con la de la Jefatura de Estudios de Herencia y Constitución en la Cátedra de Patología de la Facultad de Medicina de Madrid, cargo en el que permanecerá activa hasta su jubilación con 71 años en 1966. Durante este periodo escribirá el libro “Teoría de la herencia y herencia molecular”, su última obra, siendo directora del Seminario de Genética, adscrito a la Cátedra de Patología General, del profesor Bermejillo.
La regulación de la actividad balnearia se inició en España con la promulgación del Real Decreto de 29 de junio de 1816 por el que se creaba la figura de Médico Director de Balneario, a la que se accedía mediante una oposición que permitía integrarse en el llamado Cuerpo de Médicos de Baños. El decreto contemplaba el deber en los balnearios más acreditados de contar con un médico con buena formación hidrológica, conocimientos que debían demostrar en una oposición. La misión de estos médicos era estudiar las aguas mineromedicinales a su cargo, supervisar las instalaciones y atender a los bañistas, ocupaciones que habían de quedar recogidas en una memoria anual remitida al Ministerio de la Gobernación.
Ser médico de baños suponía una situación envidiable dentro de la profesión, pues se trataba de un trabajo estacional de tres meses en la época estival por lo que no interfería con el desempeño profesional el resto del año. El Cuerpo de Médicos de Baños estaba organizado por escalafón y antigüedad y los médicos escogían anualmente mediante concurso el balneario a dirigir entre los que había vacantes. Esta institución constituyó un núcleo de profesionales con buena formación en hidrología y con una actividad científica plasmada en numerosas publicaciones monográficas y tratados. En su seno se construyó la especialidad, se organizó la Sociedad Española de Hidrología Médica y se institucionalizó a través de una formación específica universitaria en la Cátedra de Hidrología médica de Madrid. Pero habría que esperar 129 años para que una mujer se incorporase a este organismo.
En el año 1944, a la edad de 49 años, Jimena Fernández de la Vega opositó al “Cuerpo de Médicos de Aguas Minero-medicinales e Inspectores de Establecimientos balnearios” consiguiendo el número de orden 3 de un total de 50, todos varones, entre los que se encontraban catedráticos de universidad, incluido el de Hidrología Médica, el Dr. San Román y un gran número de médicos de prestigio.
Portada de la publicación “Memoria sobre las aguas sulfuroso-fluoradas sódicas frías y radiactivas de San Juan de Guitiriz (Lugo)” y dedicatoria a su padre. Pabellón de la Fuente de San Juan de Guitiriz, edificio en donde Jimena tenía la consulta.
En 1945, tras la resolución del concurso para proveer las direcciones médicas de balnearios, Jimena aparece segunda en la orden de preferencia con la asignación del Balneario de Guitiriz. Habiendo conseguido tan buen número en la oposición y pudiendo escoger cualquiera de los balnearios españoles con mayor número de enfermos, y mayor remuneración económica, es muy probable que en su elección había pesado el recuerdo de su padre, Wenceslao Fernández de la Vega Pasarín, que había ocupado la plaza de Médico Director de Guitiriz desde el año 1904 hasta aproximadamente el año 1918.
Y según dejó escrito el médico, profesor universitario y escritor gallego Luis Rodríguez Miguez, “…en su elección de balneario pesó también su madre, Dolores Lombán, que según sus nietos era una mujer fuerte y valiente excepto los días de tormenta, y que el agua de Guitiriz le sentaba muy bien”.
El Balneario de Guitiriz, cuyas aguas están indicadas en enfermedades digestivas y de vías biliares, es considerado uno de los grandes de Galicia, perteneciendo desde sus inicios, a principios del siglo veinte, al grupo de los modernos balnearios junto con Mondariz, La Toja y Cabreiroá, centros que fueron diseñados reproduciendo el modelo europeo de estaciones termales y caracterizados por ser gestionados por empresas modernas. Jimena fue directora médica de Guitiriz ininterrumpidamente desde 1945 hasta 1954.
En el año 1950, en el II Congreso Inter-Europeo de Gastro-enterología celebrado en Madrid, presenta la comunicación “Eficacia de las aguas de Guitiriz (Lugo, España) en el tratamiento de las colecistopatías”. En la comunicación publicada en las actas del congreso con resumen en francés, alemán y español, expone su experiencia de cinco años en el balneario, en el que cada temporada atiende a 1.100 enfermos de los que el 80% presentan problemas de vías biliares.
El último año que dirigió Guitiriz, Jimena publica la “Memoria sobre las aguas sulfuroso-fluoradas sódicas frías y radiactivas de San Juan de Guitiriz (Lugo). Nuestra experiencia clínica durante nueve años de observación al frente de su dirección médica balnearia”, que dedica a su padre. La publicación sigue el modelo de memoria anual con varios apartados: la climatología y características geográficas de Guitiriz; las infraestructuras del balneario; las características físico-químicas del agua mineromedicinal; el análisis biológico de los sedimentos; y un amplio capítulo dedicado a explicar los mecanismos de acción de las aguas sulfuradas del balneario y las estadísticas de los resultados terapéuticos observados, así como el resumen de 25 historias clínicas de las principales indicaciones de las aguas de Guitiriz.
Durante las temporadas de los años 1955 y 1956 Jimena dirige el Balneario de Montemayor, situado en la vía de la Plata, en la provincia de Cáceres. Durante estos años en la dirección médica de Montemayor publica el trabajo titulado “Las aguas sulfurosas en el tratamiento de la Diabetes” en los “Anales Hispanoamericanos de Hidrología Médica y Climatología”, publicación del Instituto de Hidrología médica “Alfonso Limón Montero” del CSIC. En este trabajo detalla su experiencia en el tratamiento de los enfermos diabéticos y los efectos sobre la glucemia y la glucosuria de las aguas sulfuradas. Esta publicación fue también presentada a la IV Reunión Nacional de la Sociedad Española de Diabetes en 1955.
Fuente del Manantial Capuchina de Lanjarón. 1955.
Jimena en 1960 en la misma localidad granadina.
En el año 1957 Jimena ocupa el primer puesto en el escalafón de médicos directores de balnearios, accediendo en el concurso anual a la primera dirección del Balneario de Lanjarón, en Granada. En este balneario, el de mayor afluencia de agüistas de España en la época, que tenía asignados tres directores médicos, será en el que permanezca más tiempo, hasta mayo del año 1970 en que se jubila tras cumplir 75 años, la edad límite que marcaba la normativa para dirigir un establecimiento balneario.
Esta extraordinaria mujer, aunque estaba jubilada, continuó su actividad. La última publicación en la que nos consta aparece su nombre es en 1972 en la que Concha Suárez del Otero publica “Consejos para las señoras de cierta edad (ensayos con un poco de humor)” revisados, en su parte médica, por la eminente doctora Jimena Fernández de la Vega.
Según consta en varios textos, Jimena residió en Santiago de Compostela hasta su fallecimiento en mayo de 1984.